Ariel Ortega, el burrito que se transformó en Dragón

Ariel Ortega no se resinga. A sus 37 años sigue desplegando, a cuenta gotas, su magia, en Defensores de Belgrano. Cuando llegó a River, proveniente de si ciudad natal, Ledesma, siempre imaginó que su carrera terminaría con la banda roja sobre el pecho. Pero entre Pasarella y Juan José López, se encargaron de que esto no sucediese. "Es un tema que él debiera discutir con Passarella. Yo tomé una decisión, soy respetuoso y no voy a variar de la elección que he tomado", afirmaba el "Negro".

El "Burrito" siempre fue una persona simple. Siempre que terminaban los campeonatos locales, volvía a Ledesma para disputar los campeonatos barriales. Esto, junto a otros problemas que son de público conocimiento, marcaron una tendencia sobre Ortega de poca profesionalidad. Ni si quiera cuando estuvo en Independiente Rivadavia de Mendoza pudo arrimarse a una franca recuperación.

"Ariel Ortega no puede jugar en River ni en ningún lado",afirmó Daniel Vila, presidente de la entidad Mendocina, trás la partida del norteño de dicha institución.  Aunque hay que reconocer que el jujeño continua en franca lucha contra esta enfermedad, y el fútbol, es su gran ayuda."El fútbol nme ayuda mucho en mi lucha contra el alcohol, porque me da fuerzas para seguir. Esta lucha depende solamente de mí. Ahora estoy tranquilo porque sé que cuento con el apoyo de mi familia y mis seres queridos. Jugar a la pelota une a las personas, y la ayuda a alejarse de las cosas malas.", comentó Ortega.

En Defensores de Belgrano encontró un buen lugar para terminar dignamente su carrera. El club del bajo Nuñez le brinda todas las comodidades posibles. Aunque parezcan cosas vanales, el hecho de vivir cerca del club, de no tener la presión que tenía cuando jugaba en primera división, hace que Ortega este mejor. A pesar de no poder retirarse en el club que ama, Ariel lo está haciendo en donde Realmente quiere, en una cancha de fútbol.