Lamadrid venció por la mínima diferencia a Acassuso. El gol para el Carcelero lo marcó Gastón Viqueira en el epílogo del partido. El conjunto del Pato Franzoni volvió a ganar tras cinco partidos sin halagos. Por su parte, Acassuso sumó su tercera derrota consecutiva.
La imágen de Jorge Franzoni, técnico de Lamadrid, colgado del alambrado tras el gol de Viqueira, pinta exactamente lo que fue el partido para el Carcelero. Es que frente a Acassuso, en donde debutaba Oscar Blanco, se dio un encuentro muy friccionado, con fútbol en cuentagotas.
Se esperaba, por los planteos del ex técnico de Morón, que se diera un partido de estas características. Ssuso copó el medio campo y esto, sumado a las dimensiones del terreno de juego, hizo que el Carcelero no pudiese generar fútbol y apostara a la segunda pelota. Pero Ramos, quien debía aguantar el balón para generar esos rebotes, tuvo un mal partido. Kasburg, el otro punta que dispuso el técnico de Lama, funcionó cuando pasó a jugar por la derecha y complicó, bastante, al marcador de punta izquierdo del quemero, Nicola.
Por ese sector, el ex delantero de Almagro generó una diagonal de derecha a izquierda, habilitó a Viqueira, pero Ruhl, de gran tarde, despejó el esférico que se metía por el palo izquierdo. Así se fue el primer tiempo. La segunda etapa no brindaría muchas más alternativas. Kasburg, el delantero más peligroso de Lama tuvo la más clara, pero tras hacer una buena jugada, definió mal. Tras esa situación, el Carcelero entró en desesperación, no se podían dar dos pases seguidos, y los que se daban, a un metro de distancia, terminaban en el lateral.
El equipo de Boulogne solo tuvo una opción, mediante un gran remate de Gómez, que generó una mejor atajada de Granero. Tras esa situación, se terminó el partido en ataque para Acassuso. Franzoni quemó todas las naves e hizo ingresar a Benítez y a Fernandez. El primero hizo todo el trabajo sucio que Ramos no pudo conseguir, y el segundo en ningún momento se conectó en el partido. Ya con todo el equipo jugado al ataque llegó lo añorado.
Viqueirá tomó un rebote y tras dos intervenciones magistrales de la figura de Ssuso, Ruhl, el Pastor llegó y la empujó hacia el arco libre y se desató la locura. Carreras, de parcial arbitraje, adicionó tres más, pero allí no pasó más nada y Lama pudo desahogarse tras cinco partidos sin alegrías. No hubo fútbol, hubo fricciones, y hubo emotividad, así se ganó, se ganó a lo Lamadrid.
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